Integrantes del departamento de Arqueología de la Comisión de Patrimonio Cultural de la Nación, junto a colegas peruanos, trabajan en una lista representativa de sitios arqueológicos en la costa del océano Pacífico y lagunas de altura de Perú. El cometido es hacer un inventario del patrimonio subacuático del país andino. El equipo testeó las capacidades técnicas del robot submarino OpenROV, originario de Estados Unidos.
A partir de un acuerdo de cooperación bilateral, un grupo de científicos de Uruguay, reconocido en materia de arqueología, colabora desde enero en la elaboración del inventario del patrimonio cultural subacuático peruano.
Alejo Cordero, del Departamento de Arqueología de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación, relató que el interés se centró en seis sitios arqueológicos: tres sobre las costas del océano Pacífico, que son Pachacámac y sus islas, Cerro Azul e Ica, y otro tanto en sitios de altura, que son Lago Titicaca, Choclococha y Laguna de los Cóndores.
En la fase inicial de los trabajos las tareas de campo comprendieron Pachacámac y sus islas y Cerro Azul. Pachacámac o Pacha Kamaq, que en quechua significa soberano del mundo, es uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes del Perú.
Es un gran complejo arquitectónico de 60 hectáreas ubicado en la provincia de Lima, con diversos edificios que fueron construidos desde los primeros años de nuestra era hasta el siglo XVI. Fue un relevante centro ceremonial y de peregrinación en la costa del Pacífico.
Cerro Azul, conocido además como complejo arqueológico El Huarco, también se encuentra en el departamento de Lima, tiene una extensión de 35 hectáreas y fue un asentamiento asociado al gran sistema vial inca (Qhapaq Ñan).
Los huarcos fueron el grupo preponderante durante el período denominado Intermedio Tardío (1.000–1.400 d.C.) que antecede a la llegada de los incas a la región.
Impactante estado de conservación
Los trabajos de relevamiento arqueológico se concentran entre los meses de setiembre y marzo porque el invierno en el país andino es muy frío en la altura y en la costa las olas alcanzan los seis y siete metros, relató el entrevistado.
Cordero sostuvo que “lo más sorprendente del trabajo fue constatar la altísima densidad de evidencias y vestigios arqueológicos prehispánicos que no estamos habituados a ver”.
Pachacámac presenta una serie de ocupaciones registradas desde el período Formativo Temprano (4.000 años a la fecha) cuando se produjeron una serie de ocupaciones con modificación del paisaje y estructuras arquitectónicas y depósitos arqueológicos con cultura material muy diversa y rica de forma superpuesta.
“Los diferentes centros civilizatorios (lima, ichma, inca) que se desarrollaron en esos valles conservan expresiones de cada momento cultural que lo hacen local y lo perpetúan en el tiempo. Los incas modificaron el sistema de construcción ichma y estos hicieron lo propio con uno lima, en un proceso de experiencias culturales acumuladas”, explicó el especialista.
“Nos resultó impactante el estado de conservación de algunos hallazgos. En los yacimientos del Pacífico hay suelos áridos y no llueve, lo que ayuda a que los materiales orgánicos se conserven muy bien”, manifestó.
Cordero observó enterramientos cubiertos con hasta 15 mantos con telas muy bien bordadas. “Es tan densa la población en los centros civilizatorios que ocuparon el territorio peruano que aunque haya erosión, avance de la infraestructura y la amenaza de la industria, la cantidad de material arqueológico que queda al margen de los centros urbanos es impresionante” sostuvo Cordero.
El experto adelantó que los primeros meses de trabajo aportaron un importante volumen de material fotográfico que la UNESCO, que también participa en el proyecto, prevé exponer en Perú, Francia y Uruguay los primeros resultados.
OpenROV
Los arqueólogos uruguayos probaron en aguas del Pacífico un OpenROV. Se trata de un vehículo controlado a través de un dispositivo remoto (robot submarino) que recoge fotografías u otra información y las envía al centro de control ubicado en una embarcación.
El artefacto no supera los 2.5 kilogramos, es propulsado por tres motores y está dotado de una web cam HD USB y dos luces LED de 87 lumen y un láser de posicionamiento.
“Lo utilizamos en aguas oceánicas a baja profundidad y asistió nuestro trabajo permitiéndonos ver estructuras sumergidas. También testeamos su tecnología para utilizarla, en una etapa posterior, en las lagunas de altura”. A 3.000 metros sobre el nivel del mar, los buzos solo pueden sumergirse hasta 25 minutos por día, por lo cual la utilización de este robot es relevante en las tareas de búsqueda, describió Cordero.
El OpenROV, construido en California (Estados Unidos) hasta el momento no se ha utilizado en Uruguay y según el entrevistado, con las modificaciones adecuadas, puede transportar un sonar y un magnetómetro, si es necesario.
El equipo compatriota está integrado por Valerio Buffa, Alejo e Ismael Cordero, y Zacharías Weisman.
Fuente: Presidencia de la República